Aparentar
Hace quizás que como mucho tiempo, que el ser llamado
humano, quiso ir más allá de sus posibilidades, aun que para ello tuviese que
pedir en alguna puerta para conseguirlo. De ahí que cuando se impusieron los
bancos y prestamistas, vio este una puerta sin manilla, que debería de seguir
llamando a ella para que le abrieran desde lejos, aun con una mediana por medio
en la mayoría de los casos. Pero tenía la solución para ir allá más lejos, y en
muchos de los casos, todo por aparentar ser más de lo que se es.
Eso de aparentar es la hostia
es crear escaparate sin demora
yendo más allá de donde estas,
hacerle ver a todos lo que no se
es,
si es preciso, ponerlo todo al revés.
Ir a lo ultimo para ser el
primero
juntar marzo con febrero
viviendo a tope en derroche.
Degustar el buen diseño
aun que te cueste el empeño
lo de dar envidia ajena,
a reventar si es preciso.
Que los días se sucedan
y no pasen sin ser vistos,
el caso es, aparentar.
Subir, andar, volar, trepar,
llegar hasta la cumbre
en una feria constante,
con un mundo itinerante
que todo lo pone en boga.
Vestirse una buena toga
y presumir de escaparate,
siendo el rey o la reina
engullendo la movida.
Si te pasan por la criba,
que más da si es cosa fina,
que los días son eternos
y las noches talismanes,
si aparentar es la leche
con todos los que te miran
y te admiran al pasar.
Sufrirán acojonados
por desear ser diferentes
a lo sumo como tú,
un príncipe coronado
en este hermoso presente,
pero, que se joda la gente
si el poder ir a la moda
no incomoda una leche,
nada más que a tu bolsillo.
Pero tú que eres tan pillo
te reirás de esa peña
que, sin poder imaginar
subsisten con libertad
de poder ir a la par.
La moraleja del cuento
se queda ahí muy dentro,
solo te queda el pensar
ser esclavo del consumo
o pasar de derrochar.